La peor enfermedad que un individuo padece es cuando desaparece la fuerza de voluntad. La real capacidad la posee el ser humano en la mente, no en la mano y es la eficaz maquinaria de energía necesaria para mantenerlo sano.
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Al hablar de la suprema fuerza cósmica y global o arquitecto universal, hablamos del mismo tema. Por ser del hombre el dilema, su potencia transmisora, está presta a toda hora y esa fuerza del arcano, solo llega, si el humano, se hace línea receptora.
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La cósmica sanación con su elevada importancia se puede hacer a distancia con mucha preparación. Hay que poner en función la fuerza de voluntad junto a la necesidad vital de cada persona porque solo así funciona con toda su intensidad.
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Las fuerzas cósmicas son llamadas al organismo activando un mecanismo primario de aceptación. Propician la sanación gradual de la enfermedad, mientras la incredulidad obstruye el razonamiento y ningún medicamento produce efectividad.
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Las fuerzas cósmicas son los avisos que a menudo constituyen el escudo que sirve de protección. Porque la concentración en nuestros alrededores pone invisibles censores que los sentidos despiertan y son los que nos alertan de los posibles errores.
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