La luna de Varela
A Pancho y sus lunas móviles
Viajaron sobre una yagua
-cubanísima barquilla-
por la mar que es amarilla,
luna con pintor de fragua.
Con un pincel de majagua
posó a la luna en su silla
el pintor (¡La luna brilla
como piel de bibijagua!),
y en el ruedo de la enagua
plasmó el pintor su estampilla.
12 de septiembre, 2010
Dobleces
Porque amor insatisfecho
ni se brinda ni se toma,
se ha marchado una paloma
sin destino y sin pertrecho
con el corazón desecho
a morir sobre una loma.
Como si hablase otro idioma,
revoloteando en el pecho,
trae el viento, desde el lecho,
el canto de otra paloma.
Hojas secas
Envueltas las hojas secas
en un suspiro del viento
aquel domingo de adviento
volaban tras las arecas.
Aunque sé que las desflecas,
corriente de aire profundo,
¡qué apagado estaría el mundo
sin tu hálito contento!,
sin hojas que en movimiento
volaran tras las arecas.
Borrachera
Desde que cayó la tarde
sobre mi casa en el campo
quedó en el aire un escampo
de ventolera cobarde.
La sombra en su fiel aguarde
del farol se hacía dueña
y yo me sentí pequeña
cuando un fantasma viviente
apagó el farol ardiente
y comenzó a hablar por seña.
El Mantel
Caen las finísimas ondas
sobre la mesa en el canto
como el espíritu santo,
como las hostias redondas
evocando tiernas rondas
de blancura que en su anclaje
como perla en el encaje
va en divina complacencia
a posarse nívea esencia
de lino en tan grato viaje.
Fin de año
El almanaque amarillo
pende de una cuerda floja
el minutero que afloja
a cada hora su tornillo
devuelve al tiempo en anillo
que le da la vuelta al mundo
uniendo cada segundo;
cada primavera, otoño…,
veranos como un retoño
del cronómetro fecundo.
María Eugenia Caseiro, E.U.A,-Cuba