ESPANTAPÁJAROS FILÓSOFO
Yo soy un hombre de paja,
con cara de un sólo gesto,
que triste, en el mismo puesto
el año entero trabaja.
Ni siquiera una migaja
de sueño en la noche atrapo,
no soy sabiondo, ni guapo,
pero me dio por hablar,
y tendré que utilizar
este cerebro de trapo.
Aquí estoy crucificado
mirando para un lucero,
una sombra con sombrero
roto, entre un campo dorado.
Las nubes que me han bañado
se aburrieron de ofenderme,
algunas bajan a verme,
y cuentan con voz llorona:
¡qué rara es esta persona
que no camina, ni duerme!.
Si mi oficio es espantar,
las aves deben saber,
que no me puedo mover
ni mucho menos hablar.
Dios ¡a quien voy a asustar
con esta faz de rareza,
cuerpo de una sola pieza,
si en vez de imponer respetos
vienen los pájaros prietos,
a picarme en la cabeza.
No se cómo se sostuvo
mi cuerpo frente al revés
la tarde que por los pies
me estaba subiendo un jubo,
Llegó un viajero y detuvo
su mano en mi hombro flaco,
tranquilo, exclamó, yo saco
de aquí esté susto rastrero…
y me acomodó el sombrero,
y
me regaló un tabaco.
Ayer estaba tronando
sobre el vapor de la siembra,
y soñé con una hembra
que se estaba persignando.
No se sabe desde cuando,
mi abandono de muñeco,
clavado sobre este hueco,
no se cambia de camisa,
ni le saca una sonrisa
a un rostro de palo seco.
Si no escuchan está voz;
me voy a hacer el dormido…
¡qué importa ante un desnutrido,
que se coman el arroz!
Mañana vendrá la hoz
segando el plantón maduro,
y a mí por el rayo puro
que me está quemando el pecho…
¡nadie me apaga el derecho
de luchar por el futuro.